PASAJE BÍBLICO
Lucas 17, 11-19 

De camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia y gritaban: “Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros.” Jesús les dijo: “Vayan y preséntense a los sacerdotes.” Mientras iban quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz, y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano. Jesús entonces preguntó: “¿No han sido sanados los diez? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Así que ninguno volvió a glorificar a Dios fuera de este extranjero?” Y Jesús le dijo: “Levántate y vete; tu fe te ha salvado.” 

REFLEXIÓN EN EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS 

El propósito principal del Día de Acción de Gracias es el expresar gratitud a Dios por sus muchos favores. Aunque muchas veces hoy en nuestra cultura secular, esto se nos olvida, la mayoría de personas se dan cuenta que nuestro agradecimiento debería ser dirigida principalmente a hacía Dios. 

Sin embargo, esta temporada del año también nos da la oportunidad de decirle gracias a las personas. Podemos expresar nuestra gratitud a aquellos in nuestras vidas con quienes estamos agradecidos y quienes a veces no lo escuchan por nuestra parte. 

Vemos ejemplos de esto en las cartas de San Pablo. En varias ocasiones, él no solo da gracias a Dios por sus iglesias, pero también les dice de ello. Consideren la carta de San Pablo a los cristianos Tesalonicenses, por ejemplo. Aquí leemos: 

  • En todo momento damos gracias a Dios por ustedes, constantemente. (1 Tesalonicenses 1, 2) 
  • ¿Cómo podríamos dar suficientemente gracias a Dios por ustedes y por la gran alegría que nos hacen sentir ante Dios? (1 Tesalonicenses 3, 9) 

Imagínense cómo se sentirían al escuchar esto, de alguien importante en su vida. Supongo que se sentiría honrada, feliz, tal vez un poco avergonzada, hasta agradecida. Es maravilloso escuchar que alguien realmente está agradecido por uno. Es uno de los mejores sentimientos del mundo. 

El Día de Acción de Gracias brinda una ocasión valiosa para decir gracias, tanto al Dios de quien fluyen todas las bendiciones como a aquellos que son vías de bendiciones divinas en nuestras vidas. Es el momento de detener lo que estamos haciendo y decir “Gracias” a las personas en nuestras vidas quienes merecen escucharlo de nosotras. 

Decirle a las personas que está agradecida por ellos enriquecerá su vida, a lo igual que las vidas de aquellos por quienes está agradecida. 

UNA ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS 

Dios de todas bendiciones, fuente de toda vida, dador de toda gracia; 
Te damos gracias por el don de la vida: 
por el aliento que sostiene la vida, 
por el alimento de esta tierra que nutre la vida, 
por el amor vivificante de la familia y amistades.
Te damos gracias por el misterio de la creación: 
por la belleza de la Tierra que el ojo puede ver, 
por el universo en desarrollo que nos llama más allá de nuestras imaginaciones. 
Te damos gracias por nuestras comunidades a las que pertenecemos: 
por familias, por amistades, 
por vecinos y por compañeros de trabajo. 
Te damos gracias por los desconocidos quienes nos dan la bienvenida en sus vidas y a quienes invitamos a ser parte de la nuestra. 
Te damos gracias por nuestros hermanos y hermanas de todas edades, 
todas razas, todas naciones y de todas creencias. 
Te damos gracias por la multitud de maneras en que nos llamas 
a administrar los regalos de creación y a servir a otros en tú nombre. 
Te damos gracias por este día, por la compañía que compartimos 
y la bondad generosa del pan que compartimos. 
Dios de toda bondad, oramos en agradecimiento 
por tú presencia entre nosotras mientras nos reunimos, 
y por tú promesa de estar con nosotras ahora y siempre. 

AMÉN. 

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